Baby Driver

Este fin de semana vimos una película de esas que estaban en mi agenda desde que vi el trailer e indagué un poco sobre ella. Se trata de "Baby Driver", que se estrenó a finales de Junio en USA y que había llegado a nuestros cines el pasado Viernes día 7.

Título original: Baby Driver.

Estreno: 7 de Julio de 2017.

(28 de Junio en USA).

Director: Edgar Wright.

Actores: Ansel Elgort.

Jon Hamm.

Kevin Spacey.

Lily James.

Jon Bernthal.

Eiza González.

Jamie Foxx.

Duración: 112 minutos.

Género: Acción, Crimen, Música.

Mi nota: 7,6/10.

Es el último trabajo del director de "Zombies Party" , Edgar Wright. Después de "Bienvenidos al fin del mundo" (2013) y su polémica salida del proyecto de "Ant-Man". Como casi siempre, también escribe el guión, pero esta vez sin su inseparable Simon Pegg.

(A partir de aquí, SPOILERS)

Baby (Ansel Elgort, "Carrie" y "Divergente") es un conductor especialista en huidas. Hace años trató de robar a Doc (Kevin Spacey) y ahora tiene que trabajar para él hasta saldar su deuda. Es un chico callado y siempre va con los cascos puestos, escuchando música, porque de niño tuvo un accidente.

La película empieza con una persecución huyendo de un atraco (junto a Jon Hamm y Jon Bernthal) tras el que solo le quedará un trabajo más para terminar. En un segundo golpe (junto a Jamie Foxx) la cosa se complica pero termina saliendo bien. Baby está listo para dejarlo, buscar un trabajo honrado como repartidor de pizza e incluso conocer a la chica de sus sueños (Lily James). Pero Doc tiene otros planes y cuando vuelve a necesitar a Baby para un nuevo golpe, le chantajea con hacer daño a sus seres queridos. Baby tendrá que emplear todo su talento para salir de una situación tan comprometida, salvar a la chica y que todo termine bien.

Una película distinta que combina grandes aciertos y algunos fallos. Va de más a menos con una primera escena brutal y un final que no está a la altura del resto. Las escenas de las persecuciones están muy bien y tiene una galería de personajes interesante. Pero lo mejor, con mucha diferencia, es como Wrigth integra la música como un pilar básico de la película. En negativo, el nulo desarrollo del protagonista y el papel de Kevin Spacey (seguramente penalizado por el doblaje). Divertida y entretenida, cumple con lo que prometía.