Estoy leyendo "Ciencia Oscura" de Rick Remender, pero mientras lo terminó, aprovecho para reseñar dos cómics que leí entre finales del año pasado y principios de este 2020. Se trata de los dos primeros números de la colección 100% MAX dedicados a Punisher pero cuyos títulos se deben a dos de sus villanos favoritos: "Kingpin" y "Bullseye". Publicados por Panini en 2011, todavía se pueden encontrar en las tiendas a un precio de 11 y 12€ respectivamente.
Kingpin y #2 Bullseye.
Edición original: PunisherMax #1 a #5
y PunisherMax #6 a #11 USA.
Año: 2010 (2011 la edición
de Panini en España).
Guión: Jason Aaron.
Dibujo: Steve Dillon.
Edición: Rústica con sobrecubiertas
120 y 144 páginas a color.
Mi nota: 8,6/10.
Escribe el guión el gran Jason Aaron ("Scalped" y "Los Malditos") y dibuja el tristemente fallecido Steve Dillon ("Predicador"). La colección en total son 4 tomos con 22 números USA, así que hasta ahora he leído la mitad.
(A partir de aquí, SPOILERS)
Antes de nada hay que situarse: después de la magnífica etapa de Garth Ennis al frente de la franquicia del Castigador (que yo "devoré" en 2018 con la colección Marvel Saga) durante 60 de los 75 números que duró, en 2010 empezó una nueva etapa.
Continuando en la línea para adultos, se apostó por un dibujante que ya había trabajado con el personaje junto a Ennis (Steve Dillon) y un guionista al alza como Aaron. La historia nos situaba frente a un Frank Castle veterano (en torno a los 60 años) y apostaba por reescribir los inicios de algunos de sus villanos más conocidos. Así, en el primer tomo nos presenta a un Kingpin totalmente distinto y en el segundo hace lo mismo con Bullseye. En común, el alejar al personaje del entorno de los superhéroes y llevarlo al terreno del género negro, la acción y altas dosis de violencia explícita. En el primer número profundiza en los orígenes del rey del crimen y su ascenso a lo más alto. En el segundo vemos como recurre a un asesino a sueldo para acabar con sus problemas con Castle, sin saber que el propio Bullseye acabará siendo todo un dolor de cabeza.
En la línea de lo que ya hizo con Thanos, el Carnicero de Dioses, o Malekith, Jason Aaron nos vuelve a contar los orígenes de dos villanos que le roban totalmente el protagonismo al personaje de cabecera. Aquí se inventa a un Kingpin y un Bullseye que encajan a la perfección con un Castigador adulto en un mundo mafioso y violento. El dibujo de Dillon me cuesta un poco, y aunque se asocia bien al personaje, no me acaba de convencer del todo. Por último cabe destacar algunos detalles que se ve que tuvieron influencia en las series de Marvel para Netflix.
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