La madrugada del Lunes al Martes se emitió en USA el décimo y último capítulo de la quinta temporada de "Better call Saul", el spin-off de "Breaking Bad" emitido por la AMC. Empezó a emitirse a mediados de Febrero y la hemos podido disfrutar entera a pesar del coronavirus.
Título original: Better call Saul.
Estreno: 23 de Febrero de 2020.
Creador: Vince Gilligan.
Actores: Bob Odenkirk.
Jonathan Banks.
Rhea Seehorn.
Patrick Fabian.
Michael Mando.
Giancarlo Esposito.
Tony Dalton.
Kerry Condon.
Duración: 45 minutos / capítulo.
10 capítulos / temporada.
Género: Crimen / Drama / Comedia.
Mi nota: 8,5/10.
Creada por Vince Gilligan junto a Peter Gould. La AMC ya ha confirmado que habrá una sexta temporada en 2021 que será la última. En la quinta repite la mayor parte del casting y se confirma como personaje fijo Lalo Salamanca, interpretado por Tony Dalton.
(A partir de aquí, SPOILERS)
Tras el final de la temporada anterior, ya teníamos a Jimmy McGill (Bob Odenkirk) convertido a efectos comerciales en Saul Goodman. En los primeros capítulos vemos como se va gestando su nuevo modelo de negocio, pasando de regalar teléfonos prepago a hacer 50% de descuento a criminales.
Todos estos trucos y jugadas de dudosa moral, pondrán a prueba su relación con Kim (Rhea Seehorn), especialmente cuando coinciden en un caso en el que se enfrenta a Mesa Verde y Jimmy termina haciendo su jugada a pesar de la oposición de Wexler. Por otro lado seguimos teniendo a Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) trabajando para Gus Fring (Gustavo Esposito) y utilizando a Nacho Varga (Michael Mando) como agente doble. Los caminos de unos y otros se cruzarán cuando Jimmy tenga que sacar a Lalo de la cárcel e ir a buscar al desierto, cerca de la frontera, el dinero para su fianza. Mike le salva la vida pero Lalo descubre que algo no cuadra y la tensión se dispara.
La serie equilibra a la perfección la trama de Jimmy y Kim (cuyo personaje ha sido un ejemplo de evolución durante la serie) con la otra, más cercana a Breaking Bad, con Mike, Fring y los Salamanca. Empieza a ser un patrón que la tensión vaya en aumento desde el primer capítulo hasta el noveno, sirviendo el décimo y último como nexo con la siguiente temporada, como hacía "Game of Thrones". En cualquier caso, la serie sigue en plena forma y personalmente creo que cada temporada es un poco mejor que la anterior. La estética propia y la impecable factura, con planos dignos del cine más que de la televisión, son ya una firma inconfundible del trabajo de Vince Gilligan.
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