Tengo un poco abandonado (en cuanto a reseñas, que no en cuanto a lecturas) a uno de mis autores favoritos. Así que hoy voy a hablar de "Mis Héroes Siempre Han Sido Yonquis", un cómic que saqué de la biblioteca a primeros de Septiembre y que es lo último que he leído suyo. Publicado en España por Panini, cuesta 13€ en tiendas.
Título original: My Heroes Have Always Been
Junkies #USA.
Año: 2018.
(Junio de 2019 en España).
Guión: Ed Brubaker.
Dibujo: Sean Philips.
Edición: Cartoné 72 páginas a color.
Hablo Ed Brubaker ("Gotham Central" y "Criminal") , acompañado una vez más por Sean Phillips como dibujante. Y cuando digo que no le tengo abandonado en cuanto a lecturas es porque no he reseñado "The Fade Out" (enésima maravilla de género negro, en este caso situada en el mundillo de Hollywood) o "Kill or be Killed" (he leído el primero y tengo en la mesita el segundo).
(A partir de aquí, SPOILERS)
Ellie es una joven ingresada en un centro de rehabilitación. Adicta, rebelde, con una compleja relación con su madre y amante de la música (cuyos autores preferidos, a los que hace referencia el título, eran drogadictos).
Vamos conociendo a Ellie en presente, en el centro, pero también a través de flashbacks de su pasado contados por ella en primera persona. Su vida no ha sido fácil y su estancia en el centro también es complicada ya que choca constantemente con los médicos y tampoco encaja con otros pacientes. Hasta que aparece en escena un chico y comienza entre ellos una relación. En un principio pudiera parecer que ella va a resultar una mala influencia para él, más centrado en recuperarse, pero al final nada es lo que parece. Y es que el final lleva un inesperado y genial giro que no os voy a destripar por si acaso no lo habéis leído.
No descubro nada si digo que Brubaker es uno de los grandes autores del género negro. Títulos como "Criminal", "Fatale" o la propia "Gotham Central" así lo demuestran. Pero aquí hace algo distinto y es de agradecer. Es un cómic breve pero directo, capaz de hablar de algo tan serio como las drogas y sus consecuencias con cierta naturalidad. Y con un dibujo en el que Phillips también hace algo distinto a lo que nos tiene acostumbrados. En definitiva, una de esas veces que se puede decir aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno".
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