A finales de Mayo se estrenó en Netflix la segunda temporada de la serie noruega "Ragnarok". A falta de otra cosa (seguimos esperando que anuncien la fecha de estreno de la cuarta temporada de "Yellowstone") y a pesar de las malas críticas de la temporada anterior, a mí me gustó así que procedimos a verla.
Estreno: 27 de Mayo de 2021.
Creador: Adam Price.
Actores: David Stakston.
Jonas Strand Gravli.
Herman Tømmeraas.
Theresa Frostad Eggesbø.
Emma Bones.
Henriette Steenstrup.
Gísli Örn Garðarsson.
Synnøve Macody Lund.
Duración: 6 capítulos de 45 minutos.
Género: Drama / Sci-Fi.
Creada y escrita por Adam Price ("Borgen"). Al parecer varios miembros del reparto participaron en la serie "Skam" pero no la he visto así que a mí los únicos que me suenan son los que repiten de "Heimebane".
(A partir de aquí, SPOILERS)
Una vez puestas las cartas encima de la mesa, la serie ya va a saco con el enfrentamiento entre Magne (David Stakston) -encarnación actual y adolescente de Thor- y los gigantes, encarnados por la malvada familia Jutul.
Así, tendremos nuevos personajes buscando paralelismos con la mitología nórdica. Un viejo Odin que vive en una residencia de ancianos, una joven capaz de alterar los deseos de los demás, y un mecánico y un enano que tendrán mucho que ver con la forja de un martillo para Magne. Un par de giros sacudirán la trama de la temporada. Primero el descubrimiento de que Vidar es el padre de Laurits (Jonas Strand Gravli) y después la muerte del patriarca cuyo puesto al frente de la empresa se disputarán Fjor (Herman Tommeraas) y Saxa (Theresa Frostad). Todo esto mientras los adolescentes del lugar tratan de luchar por el medio ambiente y Laurits intenta encontrar su sitio.
Asumiendo que es un placer culpable, la serie (con sus evidentes carencias) va a calzón quitado y pasa del rollo "Al salir de clase" para centrarse más en la frikada mitológica. Los momentos inesperados (ojo a ese WTF total y absoluto con la aparición de Jörmundgander) abundan. Al ser pocos capítulos se hace amena y se ve volando. La fotografía sigue siendo una pasada y a nivel de interpretación (donde casi todos los demás restan) destacar a un Jonas Strand Gravli que se come la pantalla cada vez que aparece.
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