miércoles, 21 de noviembre de 2018

The Load

Seguimos con el Festival Internacional de Cine de Gijón. Tras desconectar un poco el Sábado, el Domingo volvimos a tener doble sesión, esta vez en los cines Yelmo. Empezamos repitiendo sección oficial para ver "The Load", una película serbia. 

Título: The Load.
Título original: Teret.
Estreno: Mayo de 2018 (Cannes)
Noviembre de 2018 (en Serbia).
Director: Ognjen Glavonic.
Actores: Leon Lucev.
Pavle Cemerikic.
Tamara Krcunovic.
Ivan Lucev.
Igor Bencina.
Duración: 98 minutos.
Género: Drama.
Mi nota: 5,4/10.

Estrenada en el Festival de Cannes. Está escrita y dirigida por Ognjen Glavonic, serbio de 33 años que estaba en Gijón presentando la película. Desgraciadamente, no nos pudimos quedar a la charla después de la misma. Es un director que viene del mundo del documental.

(A partir de aquí, SPOILERS)

Serbia, año 1999, durante la guerra y los bombardeos de la OTAN. Vlada (Leon Lucev) trabaja como conductor. Llega a un sitio, donde hay un camión con el contenedor cerrado con cadenas, se sube y conduce desde Kosovo hasta Belgrado, donde lo entrega y le pagan.

Sin parar (esta "norma" se la salta bastante), sin hacer preguntas (sobre todo si uno ya se imagina la respuesta) y con un papel que hace que la policía (o quien se atreva a pararle) le deje pasar y le pida disculpas. Por el camino Vlada se encuentra (o al menos se cruza fugazmente) con gente cuya historia salpica la película sin llegar a dejar huella en la misma. Un hombre con el que se cruza en el paso de un río, unos chavales que hacen gamberradas en una boda.. son excusas para poner contexto al horror de la guerra. El único que hace algo de sombra a Vlada es un chaval (Pavle Cemerikic) al que lleva durante una parte del trayecto y que quiere ir a vivir a Alemania.


"La carga" (que sería el título en español) no es más que un gran McGuffin. En realidad todo el mundo se imagina o sabe lo que hay en la parte de atrás del camión, pero eso tampoco importa. El problema es que tampoco hay mucho más que contar aparte de un ritmo excesivamente monótono y muchas escenas que no aportan nada. Por salvar cosas, la crudeza del escenario, la sobria interpretación de Leon Lucev y las últimas escenas con el diálogo con su hijo (también hijo en la vida real del actor). Muchos ronquidos en la sala son bastante sintomáticos.

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