miércoles, 28 de septiembre de 2016

El Cid ( Integral )

En mi última visita a la biblioteca de Villaviciosa, aprovechando que estaría cerrada durante lo que restaba de mes, saqué un par de cómics de esos que requieren más tiempo de lectura. El primero de ellos es el integral "El Cid" y casualidades de la vida, lo estaba leyendo cuando me tocó ver el capítulo de "El Ministerio del Tiempo" dedicado a Rodrígo Díaz de Vivar. Editado por Ponent Mon, cuesta 36€ en tiendas.

Título: El Cid (Integral).
Edición original: El Cid #1 a #4:
"Sancho de Castilla", "Las cortes de León",
"La toma de Coímbra"
y "La cruzada de Barbastro".
Año: 1971 a 1984 en España.
Noviembre de 2015 la edición integral.
Guión: Antonio Hernández Palacios.
Dibujo: Antonio Hernández Palacios.
Edición: Cartoné 216 páginas a color.
Mi nota: 7/10.

Está considerado como uno de los mejores cómics españoles de la historia. Su autor, Antonio Hernández Palacios ("Manos Kelly", un western, es su otra obra más conocida) la había concebido como un repaso a toda la vida del Cid, que daría lugar a unos 20 volúmenes y unas 1.000 páginas. Desgraciadamente, quedó inconclusa y su autor falleció en el año 2000.

(A partir de aquí, SPOILERS)

Las andanzas del Cid empiezan acompañando al por entonces infante Sancho de Castilla, conocido como "Sancho II el Fuerte". Justo después de la batalla de Graus, librada contra el tío de Sancho, Ramiro I de Aragón, empiezan sus aventuras juntos.

Rodrigo es la mano derecha de Sancho cuando se forja su enfrentamiento con el malvado Bellido, que mantendrá el papel de villano durante todo el tomo. Tras un primer encontronazo con él, los protagonistas vuelven junto al Rey, Fernando I, para participar en las cortes de León, en las que el monarca reparte sus territorios entre sus hijos. En el tercer número, la acción pasa a Coimbra, donde Sancho y Rodrigo participan en el asedio y toma de la ciudad. Por último, aparecen en escena los cruzados en la ciudad de Barbastro. La obra, como digo inconclusa, termina justamente con la muerte de Fernando I. 

Lo primero que llama la atención es que al tratarse de un personaje histórico, el guión es todo un ejemplo de documentación y de saber mezclar la información disponible sobre la época con algo de acción para hacerlo entretenido. Lo segundo a destacar es el apartado gráfico, con unas ilustraciones preciosas y llenas de colores. En definitiva, una obra que merece la pena leer por su importancia y una verdadera lástima que solo podamos disfrutar de una parte de lo que podría haber sido.

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