jueves, 11 de diciembre de 2014

American Vampire

Entre unas cosas (reseña de series de TV y videojuego) y otra (paréntesis festivalero) llevo casi un mes sin reseñar cómic. En ese tiempo he leído unos cuantos, pero voy a empezar por el que más me ha gustado: "American Vampire". Tras leer "Batman: Espejo Oscuro" (del mismo autor) la casualidad quiso que encontrase el primer volumen libre en la biblioteca y no lo dudé. La edición en cuestión era la de ECC en rústica, que en tiendas cuesta 15€.
 
 Título: American Vampire.
Título original: American Vampire
#1 a #5 USA.
Año: Abril de 2013 en España.
Guión: Scott Snyder y Stephen King.
Dibujo: Rafael Albuquerque.
 Edición: Rústica 200 páginas a color.
Mi nota: 8/10.

El guión, como decía, es de Scott Snyder (actual guionista de "Batman") pero en los primeros números contó con una colaboración de lujo: Stephen King. Del dibujo se encarga Rafael Albuquerque , que ya me había llamado la atención hace poco con su trabajo en "Batman: Black & White Vol.4".

(A partir de aquí, SPOILERS)

Durante los 5 primeros números USA recopilados en este volumen, conoceremos a Skinner Sweet, el primer vampiro genuinamente americano, y a Pearl Jones, una jóven actriz en busca del sueño americano en Hollywood.
 
La trama está plagada de saltos temporales, en los que pasamos del viejo Oeste en el que vivía Skinner Sweet, a los años 20, década en la que vive Pearl. Así, por un lado vemos el antes y el después del personaje principal y por otro la evolución de la comunidad vampírica. Skinner era un tipo temible hasta que en un incidente es mordido por un vampiro y dado por muerto al ser enterrado en un sitio que posteriormente se inundaría. Sin embargo, años después vuelve para vengarse, convertido en una nueva especie de vampiro: más fuerte y que no tiene problemas con la luz del sol. Por su parte, Pearl es una actriz de segunda fila que un día es invitada a una fiesta por el actor principal.
 
La mezcla es explosiva: vampiros, western, Stephen King, un personaje absolutamente carismático como Skinner Sweet y un dibujo impactante a manos de Rafael Albuquerque. ¿Resultado? Uno no puede más que devorar las 200 páginas y desear la siguiente ración.

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